Bielsa no será DT de Newell's
El sueño terminó. La ilusión del pueblo rojinegro de repatriar a su máximo ídolo se hizo trizas ayer a la noche, luego de un día de pura adrenalina y expectativa creciente por lo que significaba la posibilidad concreta de que Marcelo Bielsa retornara al club de sus amores. El clamor popular de la multitud de hinchas leprosos frente al domicilio del Loco fue una demostración de afecto conmovedor, difícil de imaginar para cualquier otro actor de la actualidad o el pasado de la entidad de Parque. Una jornada sólo comparable con la locura que se desató el día que Diego Maradona se puso la camiseta rojinegra. La gente imploró desde el mediodía que el DT diera el sí y cumpla con la ilusión abrazada por todos los leprosos. Pero cuando se fue el sol también se apagó la llama de la esperanza. El presidente Lorente hizo llegar un comunicado a la guardia periodística apostada en el acceso del edificio que habita la familia Bielsa y el mismo título del escrito "Otra vez será" significó un golpe seco a la mandíbula de la masa leprosa. Allí se apagó la ilusión y el rostro consternado de la mayoría sintetizó el desencanto.
Cuando la noticia de la negativa de Bielsa de aceptar el ofrecimiento de la comisión directiva para tomar las riendas del primer equipo leproso corrió de boca en boca entre los presentes se terminó inmediatamente el espíritu de carnaval que dominaba la escena. Es que desde el mediodía la gente comenzó a copar la calle y el parque enclavado frente al domicilio de Bielsa. No faltaron las banderas, los petardos ni los fuegos artificiales. Todo fue algarabía y optimismo hasta las 19.36. La hora precisa en que el jefe de prensa de Newell’s entregó el comunicado oficial (ver infografía), donde se daba a conocer la respuesta negativa del Loco.
La desilusión fue general y la consternación invadió a todos. Se sabía que la posibilidad de que Bielsa volviera a dirigir Newell’s en este momento era casi una utopía. Una hermosa locura. Pero con el correr de las horas y por el tiempo que solicitó Marcelo para repensar su decisión sobre aceptar o no el desafío, la esperanza fue creciendo hasta límites insospechados. Se creyó que el milagro era posible. Por eso los hinchas gritaban cada vez más fuerte: "Va a volver, el Loco va a volver".
Sin duda que la cabeza de Bielsa es la única autorizada para responder si realmente estuvo cerca de volver a Newell’s. Sólo él sabe si la distancia que hubo fue de apenas unos metros o de varios kilómetros. Claro que la gente sintió como nunca que el Loco estaba muy cerca, a pocos pasos y por eso trató por todos los medios de regalarle la mejor muestra de afecto para terminar de torcer la balanza. Pero las ganas de la gente, la dirigencia y seguramente las de Bielsa por volver a su casa esta vez no alcanzaron. Y hablar de si alguna de las partes involucradas pudo haber puesto algo más a la hora de negociar para que haya un final feliz resulta inapropiado. Todos quieren bien a Newell’s y si no hubo humo blanco no fue culpa de nadie. La dirigencia fue por un sueño, tal vez el más difícil de todos, y en definitiva hay que valorar el intento. Un intento hermoso mientras duró porque quién no recordó en la vigilia de ayer al Loco apretando la camiseta rojinegra y gritando "Newell’s carajo".
El sueño terminó y habrá que buscar a un técnico terrenal. Lo que volvió a quedar demostrado ayer fue que Bielsa es por lejos el gran ídolo leproso, si hasta después de la negativa la gente se fue tan enamorada como llegó.
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